jueves, 15 de septiembre de 2016

No soy un "Ser de luz"

Menuda responsabilidad adquirí un día al comprometerme con los ángeles para incluirlos en mi trabajo de terapeuta y convertirme en mediadora de sus mensajes como para cargar también con la responsabilidad que implicaría ser un verdadero “ser de luz”; y es que al ser terapeuta Reiki, Coach y angelóloga; trabajo que por cierto, amo con todas las células de mi cuerpo físico y toda la energía que emana de mi humilde ser; uno se convierte sin querer para algunas personas en un ser “especial” como si tuviese una vida perfecta o como si no perteneciese a este mundo terrenal y pudiera darse el lujo de ser llamado “ser de luz”.
Puede ser que muchos de mis colegas hayan alcanzado un nivel elevado de conciencia y merezcan el título de “seres de luz” y muy seguramente al trascender también pasarán a formar parte de la lista de maestros ascendidos, pero lamento informarles la cruda realidad y es que YO NO SOY UN SER DE LUZ. Al contrario, este camino de vida me ha llevado a descubrir que soy un ser de oscuridad que a veces intenta ver la luz, y a ratos hasta lo logro.
Soy una mujer de carne y hueso, llena de defectos, de manías insoportables, que se enoja, llora, decepciona y se decepciona, que vive cayéndose y levantándose, a veces hasta con las mismas piedras; eso sí, una mujer que estudia, lee, se documenta, pregunta, aprende y aplica un gran porcentaje de las técnicas que da a sus pacientes para salir de los diversos atolladeros existenciales, y aún así no es un ser de luz, ni siquiera un ejemplo a seguir.
Amo profundamente mi trabajo, es mi pasión, mi refugio, mi constante catarsis, mis pacientes y clientes son el espejo de mis propios miedos, ansiedades, situaciones y siempre les repito que la sanación es mutua, pues ellos se llevan unas herramientas que pueden o no aplicar, pero yo me quedo con la experiencia, la historia de reflexión para ampliar la perspectiva y crecer como ser humano; sin embargo muchas personas se acercan creyendo que encontrarán en mí un ser iluminado, espiritual, que habla con los ángeles, que tiene la solución a todos los problemas y la verdad absoluta; nada más alejado de la realidad que eso, reconozco la profunda responsabilidad que tengo al trasmitir un mensaje a quien me consulta, hago una excelente interpretación de las cartas de los ángeles y aplico la intuición y los conocimientos terapéuticos para la consulta, de manera que la persona encuentre respuestas aplicables a la vida terrenal, jamás tendría los cojones de decirle a una persona que un ángel me está diciendo esto y aquello y que eso le “manda decir”; no jugaría nunca con la fe de quien pone su confianza en mi; en terapia aplico métodos y técnicas sencillas y sugiero actividades que el paciente debe realizar por su cuenta para ver los resultados palpables de un tratamiento, motivo por el cual si el paciente no hace nada, simplemente no sucede nada y a veces por descarte tiene la suerte de que suceda algo y cree que yo hice “magia” sin ser cierto. Créame que algunas veces les pregunto a los ángeles si están seguros que yo estoy aquí para eso que ellos quieren de mi, porque yo sigo teniendo mis dudas, pero me esfuerzo y lo hago de corazón.
Entonces la próxima vez que venga a consultarme recuerde ésto para que no se decepcione si se encuentra con un ser tan mortal y terrenal como usted, lo único que nos hace diferentes es que tengo el conocimiento y lo aplico a ratos con resultados satisfactorios en mi vida, ese mismo conocimiento que estoy dispuesta a trasmitirle para que si usted quiere lo aplique a la suya. Y la próxima vez que me recomiende con alguien recuerde contarle que hablo bajito, que soy un ser humano de oscuridad en intentos permanentes de acercarme a la luz, que no soy infalible, que más allá de soluciones tengo dos hombros y dos brazos para acoger, dos oídos para escuchar y un cerebro para que juntos encontremos una forma de enfrentar, que no trabajo gratis, pues también debo comer, vestirme y pagar las necesidades básicas, que a veces también duermo, que me fascina ser lo que soy porque aprendí a viajar entre mi lado oscuro y mi lado luminoso y en ambos me divierto y puedo ser yo misma sin importarme mucho el juicio de los demás.
Y de ser posible no me llame SER DE LUZ que a mi me pasa un frío por el estómago y estoy segura que no lo soy carajo, no lo soy.